Corrupta Roma by Pedro Ángel Fernández Vega

Corrupta Roma by Pedro Ángel Fernández Vega

autor:Pedro Ángel Fernández Vega [Fernández Vega, Pedro Ángel]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Referencia, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 2017-01-01T00:00:00+00:00


«Hannibal ad portas»

Las estrategias dilatorias forzadas por las circunstancias de la derrota de Cannas se tornaron el único camino posible, pero efectivamente la tensión se fue relajando en la Urbe tras Cannas. La batalla de Benevento en 214, ganada por Tiberio Sempronio Graco contra Hannón, malbarató los refuerzos enviados por Cartago a Aníbal, y en el plano social reportó no solo esperanzas, sino además el consuelo de haber acertado alistando las legiones de esclavos. Habían sido sometidos a una intensa formación (Liv. 23, 35, 5-9) y al menos la mitad registró un comportamiento valeroso; la otra mitad fue más remisa en atacar y al día siguiente se separaron a una colina cerca del campamento. Los tribunos militares los llamaron a asamblea general y acudieron. Se liberó a todos, pero los secesionistas fueron identificados y obligados a jurar que mientras durara el servicio militar comerían y beberían de pie para avergonzarlos ante sus compañeros (Liv. 24, 16). Probablemente no había más opción para no recrudecer la secesión y, con la euforia de la victoria y del botín, el general se mostró más indulgente. Ahora el erario debía hacer frente al pago de la libertad de los esclavos, pero hubo de demorarse.

En todo caso los soldados esclavos, los volones, siguieron enrolados bajo las órdenes de Graco, sirviéndole «con la mayor lealtad» hasta la muerte de este dos años más tarde. Entonces desertaron en masa (Liv. 25, 20, 4). Había dos problemas inmediatos: la deserción en sí misma y el riesgo de que cayeran en manos del ejército contrario, por lo que se «hizo público un edicto en los mercados y centros de reunión disponiendo que se buscase a los esclavos voluntarios y se les hiciese volver al ejército. Todo esto se hizo con la mayor atención» (Liv. 25, 22, 4; Rich 1983:291). El experimento de las legiones de esclavos se había tornado peligroso y las medidas fueron inmediatas y prudentes, no de castigo sino de reincorporación al servicio.

También fue en 214 cuando los censores ajustaron cuentas con los traidores y los que no se habían alistado, y se censuró a quienes fueron partidarios del pago de rescate de los prisioneros de Cannas. Fue un año de rearme moral, de dura censura que aplicó el revisionismo más estricto bajo un criterio de mos maiorum de tintes militaristas. En coherencia con esta línea, nada más elocuente sobre la determinación combativa de Roma que la ejecución en la propia Urbe, despeñándolos por la roca Tarpeya, de trescientos desertores apresados en el territorio samnita (Liv. 24, 20, 4-6).

Aníbal llegó a las puertas de Roma en el año 211. Dos años antes, en 213, en una Roma conmocionada por un extenso incendio, que se ha propagado desde la populosa zona del Aventino a la del Capitolio, destruyendo casas y templos, arrasándolo todo, durante «dos noches y un día» (Liv. 24, 47, 15-16), la presión social parece ir en aumento. El incendio ha agravado el problema de vivienda en la Urbe, a donde ha acudido «una avalancha de



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